30 de septiembre de 2007

El Enlace de la Semana: Reflexiones de Repronto - Programa de Futuro

Nos recomendaba cierta marca de cigarrillos que disfrutásemos de nuestras contradicciones. A mí, mis contradicciones me angustian. Y parece que aquí voy a encontrar angustia para rato, una de esas relaciones amor/odio que me quitan el hambre, el sueño y el aire. Y es que a un humilde blogger como yo, que rara vez confía siquiera un poco en la calidad o el interés de sus tristes artículos, enfrentarse a algo como esto le provoca tanto placer como envidia (de la mala malísima). Una gozada y un horror. Un deleite y una pesadilla. Mi más sincera enhorabuena. Mi odio más visceral. Repronto y sus secuaces son detestables…

… pero les adoro.

Estimados lectores: disfruten de ESTE enlace, y recuerden volver a visitarme de vez en cuando. Les echaré de menos.

29 de septiembre de 2007

Rat Hot: Un barco cargado de... ratas

Es costumbre por acá hablar de los juegos de mesa que me gustan, pero hoy no me apetece. Rat Hot es un juego para dos personas que ni me divierte a mí, ni probablemente divertirá a nadie después de tres o cuatro partidas. Pese a ello, le dedicaré unas líneas.

El concepto: dos especieros (los jugadores, claro) comparten un barco mercante y se esfuerzan en almacenar ordenadamente sus respectivos cajones de especias. Por desgracia, las ratas amenazan con devorar el botín, y habrá que asegurarse de mantenerlas a raya.

La caja de Rat Hot es demasiado grande para su contenido. Sus dimensiones vienen a ser las de dos estuches VHS apilados. Dentro tenemos:

- Unas cuantas fichas de madera en colores gris y amarillo para contabilizar los puntos que obtienen los jugadores.

- Un montón de fichas de cartón rectangulares, con tres casillas por ficha en las que hay dibujadas especias (verdes y rojas) y ratas (rojas y verdes).

- 4 panfletillos a todo color con las instrucciones en distintos idiomas incluido el hispano.

El juego funciona como una especie de dominó. Al principio, todas las fichas están a un lado boca abajo, aguardando a ser colocadas. Los jugadores toman las fichas por turno y las van colocando boca arriba sobre la zona de juego. La idea es que el jugador que juega con verdes agrupe casillas con especias verdes, y el otro jugador haga lo propio con las especias rojas. Cada vez que un jugador crea o modifica un grupo de especias de un color el jugador que lleva ese color gana puntos. Por otro lado, el jugador verde perderá la partida fulminantemente si aparecen en juego tres ratas verdes, y lo mismo le pasará al jugador rojo si aparecen tres ratas rojas. Afortunadamente se pueden tapar las ratas que han aparecido, simplemente apilando fichas unas encima de otras. La única regla al respecto es que no se puede apilar sobre espacios vacíos ni de modo que una ficha cubra totalmente otra ficha. Así pues, si queremos colocar una ficha apilada, debemos cubrir con sus tres casillas otras tres casillas de, al menos, dos fichas distintas que estén colocadas en el nivel inferior. Esa es la mayor complicación que encontraréis en Rat Hot. Estamos ante un juego aburrido que ni siquiera tiene la decencia de tener unos componentes bonitos.

Es probable que encontréis este juego en la sección de ofertas de vuestra tienda. Que no os engañe su bajo precio porque es la única alegría que os dará. Si buscáis un buen juego para dos jugadores hay otras opciones muy interesantes a la vuelta de la esquina.

A la Vuelta de la Esquina:

28 de septiembre de 2007

Hipgnosis, Primera Parte

Hipgnosis fue un grupo de diseñadores gráficos británicos especializados en portadas para discos musicales. Fueron responsables de algunas de las portadas más sugerentes de la historia discográfica, en aquella época en que el diseño de estas era una parte esencial del disco, aquella época en que los aficionados comprábamos esos vinilos de carpetas enormes en las que podías bucear mientras escuchabas la música de tus ídolos. Hoy en día, las ridículas portaditas de 12x12 de los CDs están muy lejos de aquella magia. No hablemos ya de la música descargada de Internet, que, con todo lo práctico que resulte, ni remotamente ilusiona al melómano como ilusionaba ir a su tienda habitual y rebuscar en los cajones en busca de joyas en vinilo.

Grupos como Led Zeppelín, Scorpions o Yes pusieron el diseño de sus covers en manos de Hipgnosis. Mención aparte merecen las fabulosas portadas de Pink Floyd, tantas y tan buenas que pronto dedicaremos a ellas la segunda parte de este artículo. Mientras tanto, os invito a deleitaros con este pequeño muestrario.













A la Vuelta de la Esquina:

27 de septiembre de 2007

Cumpleaños Sangriento

Una microentrada dedicada al rey del terror, que hoy cumple 60 añazos. Si no me fallan las cuentas, hace ya 22 años que leí a Stephen King por primera vez con aquella espeluznante El Misterio de Salem’s Lot. Y después de todos estos años no siento vergüenza alguna al decir que he leído la mayor parte de su obra y que sigo pensando que King es uno de los mejores escritores de best sellers de nuestra época. Hoy os dejo tres enlaces sobre King que os informarán y entretendrán mucho más que este torpe redactor.

- Stephen King: sé que es una obviedad, pero no podía faltar la web oficial del autor. En inglés, me temo.

- Ka.Tet Corp: un portal en castellano, con noticias y un foro muy participativo. Ideal para charlar con fans.

- Insomnia: la revista digital en castellano sobre King. Una web mítica que ya ha publicado 117 números. A número por mes, eso hace… ¡uff, muchos años! Puedes descargar todos los números de la revista o leerlos online.


A la vuelta de la esquina:

26 de septiembre de 2007

La Puerta de las 13 Cerraduras - Entrega 5

¡Venganza Tóxica tiene el gran placer de presentarles, en exclusiva mundial, la más espeluznante novela gráfica jamás creada! ¡Atrévase a acompañar a nuestro valeroso héroe Max “Audaz” en esta horripilante pesadilla en 14 entregas que le mantendrá presa del terror más paralizante! Y recuerde: ¡algo tan pavoroso sólo lo encontrará en Venganza Tóxica! ¡No se pierda ni una sola de las 14 entregas que completan este abominable misterio!












¡¡¡Continuará!!!

Y si desea leer todas las entregas publicadas, sólo pinche ¡¡¡Aquí!!!

25 de septiembre de 2007

El Buen Juicio

Unos años antes, cuando Randy se cansó de la presión incesante en la mandíbula inferior, fue al mercado de cirugía oral del centro norte de California buscando a alguien que le sacase las muelas del juicio. El dentista le tomó una de esas placas de rayos X totales de la mandíbula inferior, de esas en las que te forran la boca con medio rollo de película de alta velocidad, te fijan la cabeza y la máquina de rayos X da vueltas a tu alrededor lanzando radiación a través de una rendija, mientras todo el personal del dentista se oculta tras una pared de plomo, lo que produce una imagen impresa que es la distorsión no demasiado agradable de tu mandíbula en un único plano. Mirándola, a Randy se le ocurrieron analogías groseras como “cabeza de hombre aplastada varias veces por una apisonadora mientras estaba tendido de espaldas” e intentó considerarla como una transformación de cartografía, una más en la larga historia de la humanidad de intentar descabelladamente representar cosas tridimensionales sobre una superficie plana. Las esquinas de ese plano de coordenadas estaban ancladas en las muelas del juicio, que incluso para alguien con tan pocos conocimientos odontológicos como Randy ofrecían un aspecto inquietante porque cada una tenía el tamaño de un pulgar (aunque quizá se tratase de una distorsión de la transformación de coordenadas, como la famosa Groenlandia hinchada de Mecator) y estaban muy separadas de cualquier otro diente, lo que (lógicamente) las situaría en partes de su cuerpo que normalmente no se consideran territorio de un dentista y el ángulo no era el correcto; no es que estuviesen ligeramente inclinadas, sino casi invertidas y hacia atrás. Al principio lo atribuyó todo al fenómeno Groenlandia. Con el mapa de la mandíbula en la mano, se echó a la calle del territorio de las Tres Hermanas buscando un cirujano oral. Estaba empezando a ponerse nervioso. ¡Eran unas muelas enormes! Traídas por la acción de hebras de ADN antiguas de la época de los cazadores recolectores. Diseñadas para reducir la corteza de los árboles y el cartílago de mamut a una pasta fácil de digerir. Ahora esos pedruscos de esmalte viviente estaban horriblemente a la deriva en una grácil cabeza de cromagnon que simplemente no tenía espacio para ellos. Sólo había que considerar el peso extra que cargaba. Sólo había que considerar los usos que se podían dar a ese espacio. Cuando hubiesen desaparecido, ¿qué llenaría el espacio de los enormes vacíos en forma de muela de su melón? No tenía demasiada importancia hasta que encontrase la forma de deshacerse de ellas. Pero un cirujano oral tras otro lo rechazó. Ponían la placa en las cajas de luz, la miraban y palidecían. Quizá no fuese más que la luz pálida que salía de las cajas pero Randy podría jurar que empalidecían. Falsos –como si las muelas del juicio saliesen normalmente en otro sitio-, ellos comentaban que las muelas del juicio estaban enterradas muy, muy, muy profundamente en la cabeza de Randy. Las de abajo estaban tan atrás que eliminarlas prácticamente rompería estructuralmente el hueso en dos; en ese punto, un movimiento en falso haría que un pico de demolición quirúrgico llegase a su oído medio. Las de arriba estaban tan profundamente metidas en el cráneo que las raíces estaban enroscadas en partes del cerebro que normalmente se ocupan de la percepción del color azul (a un lado) y la capacidad de suspender la incredulidad en las películas malas (al otro), y entre las muelas y el aire, la luz y la saliva había muchos niveles de piel, carne, cartílago, nervios importantes, arterías que alimentaban el cerebro, abultados nodos linfáticos, vigas y puntales de hueso, médulas que funcionaban perfectamente, algunas glándulas de cuyo funcionamiento se conocía inquietantemente poco y muchas de las otras cosas que hacían que Randy fuese Randy, todas ellas pertenecientes definitivamente a la categoría de elementos que es mejor no tocar.

Parecía que a los cirujanos orales no les gustaba meterse en la cabeza más allá de los codos. Habían estado viviendo en grandes mansiones y conduciendo berlinas Mercedes-Benz al trabajo mucho antes de que Randy hubiese arrastrado su triste culo a sus consultas cargando con la placa de rayos X y no tenían absolutamente nada que ganar intentando sacarlas, no tanto las muelas del juicio en el sentido normal sino presagios apocalípticos del Libro de las Revelaciones. La mejor forma de sacarlas era con una guillotina. Ninguno de esos cirujanos se plantearía siquiera proceder a la extracción hasta que Randy hubiese firmado una excepción de responsabilidad legal demasiado gruesa para ir grapada, algo que vendría en un archivador, cuyo contenido general sería más o menos que una de las consecuencias normales de la operación sería que la cabeza del paciente acabase flotando en un tarro de formaldehído en una atracción turística más allá de la frontera mejicana. De tal guisa vagó Randy de una consulta a otra durante unas semanas, como un descastado teratómico recorriendo un desierto postnuclear al que echaban de los pueblos las críticas de los desdichados y aterrorizados campesinos. Hasta un día en que entró en un despacho y la enfermera que le atendió casi parecía estar esperándole, y le llevó hasta una sala de examen para mantener una consulta privada con el cirujano que en ese momento estaba muy ocupado, en algo que consistía en lanzar al aire un montón de polvo, en otra de las pequeñas salas. La enfermera le ofreció asiento, preparó café, luego encendió la caja de luz, cogió la placa de Randy y la colocó en su sitio. Dio un paso atrás, se cruzó de brazos y miró maravillada la imagen.

- Bien –murmuró-. ¡Así que éstas son las famosas muelas del juicio!


Tijeretazo de Criptonomicon, de Neal Stephenson

A la vuelta de la esquina:

24 de septiembre de 2007

Simone de Beauvoir: Memorias de una Joven Formal

Hace muy poco la Vengadora Tóxica participaba en un rol en vivo interpretando a Simone de Beauvoir. Fascinada por el personaje, la Vengadora se enfrascó en la lectura de una temprana autobiografía y de uno de sus ensayos filosóficos. Incluso visionó (¡dos veces!) un largometraje sobre la filósofa, en perfecto francés sin subtítulos.

Una de las organizadoras de este rol en vivo, compartiendo con la Vengadora esta fascinación por Simone de Beauvoir, ha escrito unas líneas para vuestro blog favorito dónde nos habla de la autobiografía que he mencionado. Así que, agradeciendo su colaboración, retrocedo unos pasos y cedo la voz a mi amiga Pili.



Yo había leído pequeños retazos de los textos de Simone de Beauvoir. Incluso sabía de ella por el instituto, en donde teníamos una profesora de filosofía a la que le gustaba especialmente esta mujer y nos la ponía como un icono de la mujer perfecta. Yo pensaba que exageraba.

Por ello, cuando por motivos que no vienen al caso, decidí informarme más sobre su vida y obra, me sorprendió. Realmente era una gran mujer, pero ni con mucho perfecta. Eso es lo que la dota de tanto interés a mi parecer. Una mujer con sus defectos, virtudes, dudas, incongruencias y a la vez, una transgresora de su tiempo, independiente, pensadora, inconformista, feminista…Como ella misma dijo: Una mente de hombre en un cuerpo de mujer.

Todo esto lo descubrí navegando por Internet, pero sobre todo leyendo un gran libro: Memorias de una Joven Formal. Una autobiografía redactada con crueldad, incluso hacia sí misma. Se tacha de tonta, inocentona, indecisa, boba. No trata bien a nadie en el libro, sólo es lo más imparcial que puede. Cientos de páginas que se leen con avidez.

El estilo de puntuación (frases cortas e impactantes), la forma de narrar (nada de lo rectilíneo en el tiempo, tan típico de las autobiografías) y la trama (una mujer de principios del siglo XX, rodeada de prejuicios y formalidades sociales, que no se conforma con ser lo que le dicen que ha de ser). Todo es atrayente en este libro, del que no te puedes despegar hasta devorarlo por completo. Sólo cuenta hasta sus 21 años y te quedas con ganas de más. Pero es interesante, pues muestra cómo se forjó esta fuerte mujer que luchó contra las circunstancias y es su faceta más desconocida. Por desgracia, el libro termina cuando Simone de Beauvoir empieza de verdad a actuar más activamente en el tándem magistral que hizo con Sartre.

Pero creo que ese es el objetivo de la escritora: el que la gente entendiera el porqué de su comportamiento. Supongo que deseaba demostrar al mundo las razones de su forma de actuar y tal vez, como ella misma dice, ayudar a otras mujeres con sus mismas inquietudes a salir del círculo en el que estaban. Demostrarles que no era fácil, que tendrían malos momentos… pero que era posible.

En cuanto a la trama, es fascinante ver su rebeldía y su verdadero feminismo: La lucha por la igualdad ante el hombre en una época en la que sí hacía falta. Nada que ver con esas recalcitrantes “feministas” de hoy en día, que lo tienen todo hecho y que reivindican estupideces. Ella consiguió estudiar una carrera y no casarse (por voluntad propia) con un gran esfuerzo y rechazo por parte de todo su entorno. Un camino difícil tomado por propia elección y con sus momentos de flaqueza. Una verdadera lucha personal por descubrir quién era, en quién deseaba convertirse y las dificultades encontradas al intentar alcanzar sus objetivos.

Magistral.


La Vengadora Tóxica en su papel de Simone de Beauvoir

23 de septiembre de 2007

Friki y Antifriki

El Friki es un ente fetichista y, como tal, venera los objetos que colecciona y los trata con un mimo que rara vez entienden las personas ajenas a sus aficiones (las del Friki). Dentro de ese grupo que no comparte esta clase de fetichismo hay un personaje que provoca en el Friki, cuanto menos, una ligera inquietud que, en las circunstancias adecuadas, puede derivar en odio furibundo y violencia física (o al menos el deseo de practicar la misma). Un personaje al que, a falta de un término más ingenioso, llamaremos el Antifriki.

El Antifriki no es esa persona que no comparte las aficiones del Friki pero las contempla con el mismo respeto que el Friki sentirá por el aficionado (civilizado) al fútbol o a la ópera. El Antifriki no siente respeto. Rebosa suficiencia, cuando no franco desprecio. El Friki, a menudo cultivado e inteligente, reprimirá sus deseos oscuros hacia el Antifriki por educación, que es más de lo que el Antifiki hará por el Friki.

El santuario del Friki es un lugar al que pocos elegidos logran acceder. Allí reposan las preciadas colecciones del Friki, perfectamente organizadas en estantes, como trofeos de caza. Si un Antifriki entra en este sancta-sanctorum no tardará en posar su turbia mirada en la colección de tebeos: varios estantes con la madera combada por el peso, rebosantes de cómics. El ceño del Antifriki se fruncirá como una pasa y dedicará una mirada de desprecio a su anfitrión. No hacen falta palabras, su expresión lo dirá todo: “¿De verdad inviertes tu dinero y tu tiempo en todos estos tebeos? ¿Qué tienes, cinco años?”. Y entonces dejará de morderse la lengua y soltará lo de “¿Y tienes cada tebeo metido en una bolsa?”.

“Mira, chaval: no se llaman bolsas. Se llaman fundas. Fundas, ¿vale? Y protegen mis cómics del polvo y de tus manazas grasientas. Y… Y… ¡Maldita sea, me has obligado a decirlo! ¡Y conservan su aroma!” Bueno, seguro que el Friki no le suelta lo de las manazas grasientas. Ni lo del aroma, claro. Si le dice lo del aroma, el Antifriki va a estar descojonándose una semana.

El Antifriki lanzará sus zarpas sobre esos cómics e, invariablemente, cogerá la más preciada joya de la colección. Sacará el cómic de la funda (“¡funda!, ¿lo oyes?, ¡FUNDA!”) y lo abrirá como una maruja abre el Pronto o el Hola en la peluquería. Existen estudios que demuestran que el sonido de la cola del lomo de un cómic al despegarse ha provocado más ataques de ansiedad que estar agazapado en una trinchera en medio de una lluvia de obuses. He visto Frikis desmayarse ante la petición de un Antifriki de que le preste un cómic.

¿Y las figuras de resina? El Friki tiene su Hellboy de dos palmos iluminado por ese foco rojo que compró a propósito. El Antifriki se acerca, ¡y le acaricia los cuernos! El Friki reza a Cthulhu para que Hellboy cobre vida y haga uso de su descomunal puño. Pero el rojo no mueve un dedo, y el Antifriki se aleja hacia los muñecos articulados y (con la misma expresión de suficiencia que esgrimió al ver los cómics envueltos en FUNDAS) se pone a moverles los brazitos y a poner vocecitas. El Friki se agarra a la pared para no desplomarse.

Vale, visto lo visto, este Antifriki no volverá a pisar el santuario. Jamás debió hacerlo, pero al menos el Friki ha aprendido la lección. Pero, ¿qué ocurre esa noche en que el Friki saca sus juegos de mesa? Está demostrado que los Antifrikis sienten verdadera fascinación por la fuerza de la gravedad. Es más: adoran demostrar su existencia con los componentes de los juegos de mesa. Siempre (¡siempre!) se las apañan para mandar al suelo alguna figurita de plástico/fichita de cartón/cubito de madera/dado. Y luego está lo de la comida. La cantidad de grasa que contienen los aperitivos que consume un Antifriki (con sus manazas, claro) en una velada de juegos es directamente proporcional al cariño que el Friki le tenga a los componentes de su juego de mesa. Para cuando acabe la partida, el Antifriki se habrá encargado de engrasar todas las figuritas. Ahora que están bien aceitosas, al Friki se le ocurre una siniestra combinación entre esas piezas y ciertas partes de la anatomía de su Némesis. ¿Y si el juego es-de/tiene cartas? “Vamos a ver: ¿Qué necesidad tienes de estrujarlas de esa manera? ¡No pueden defenderse, maldito cobarde! ¿Te digo lo que puedes estrujarte?”

Estamos, en definitiva, ante dos entes irreconciliables. Dos energías opuestas que no deberían aproximarse mutuamente. Cuando el Friki y el Antifriki se reúnen en una habitación se masca la tragedia . El Antifriki mostrará su sonrisa torcida y despectiva. El Friki reprimirá su hostilidad, no siempre con éxito y luego, en su santuario, olerá sus cómics mientras piensa en la miel y el asno.

20 de septiembre de 2007

En la Jaula de los Leones

Los años 80 están llenos de bandas míticas que siempre tendrán su lugar en el corazón de los amantes del Heavy Metal. Por supuesto, la legendaria agrupación alemana Accept fue una de ellas, y discos como Breaker o Balls to the Wall resultan piedras angulares de esta cultura musical. Sin embargo, su cantante Udo Dirkschneider no veía con buenos ojos las tendencias americanas (musicalmente hablando) con las que, hacia finales de los 80’s, sus compañeros Peter Baltes y Wolf Hoffmann estaban coqueteando. Udo quería seguir haciendo metal clásico, con ese estilo “alemán” que había caracterizado a su banda desde sus orígenes a mediados de los 70’s. Y entonces, Udo se fue, y formó su propia banda.

U.D.O. (la banda) editó su primer disco en 1987, y desde entonces ha grabado once discos de estudio además de una recopilación, un directo y un disco de rarezas. Exceptuando una decepcionante reunión temporal de Udo con Accept, la carrera de su banda en solitario no ha tenido pausas. Y si bien la calidad de sus discos es irregular, hay algo que sus fans tienen muy claro: un disco de U.D.O. es, siempre, justo lo que se espera de un disco de U.D.O.

Animal House, el primer disco de Udo y su banda, fue un testimonio de las ganas que tenía el pequeño cantante de seguir haciendo Heavy del de siempre, con un puñado de canciones directas que muy bien podrían haber sonado en un disco de Accept. Venganza Tóxica rinde un pequeño homenaje a Udo y su banda, al son de un tema de aquel primer disco. Un cd que definitivamente merece la pena rescatar y que podrán descargar completo en este interesante blog dedicado al metal clásico. ¡Que ardan las guitarras!


18 de septiembre de 2007

La Puerta de las 13 Cerraduras - Entrega 4

¡Venganza Tóxica tiene el gran placer de presentarles, en exclusiva mundial, la más espeluznante novela gráfica jamás creada! ¡Atrévase a acompañar a nuestro valeroso héroe Max “Audaz” en esta horripilante pesadilla en 14 entregas que le mantendrá presa del terror más paralizante! Y recuerde: ¡algo tan pavoroso sólo lo encontrará en Venganza Tóxica! ¡No se pierda ni una sola de las 14 entregas que completan este abominable misterio!











¡¡¡Continuará!!!