30 de enero de 2007

Dick y sus delirios

¡Vaya un tipo curioso era Philip K. Dick! ¿Sabíais que buena parte de su obra la escribió bajo los efectos de drogas psicoactivas? Dick consumía anfetaminas con frecuencia, además de haber experimentado con diversos alucinógenos. Quizá ello explique la crisis psicótica que sufrió a mediados de los 70.

Debido a aquellas crisis, el escritor creyó haber sido contactado por una entidad divina a la que llamaba Sivainvi. Más tarde, Dick llegó a afirmar que Sivainvi era, de hecho, un satélite extraterrestre que se comunicaba con los terráqueos mediante un extraño sistema de rayos. Ahí es nada.

A pesar de lo absurdo del asunto, lo cierto es que hubo algunas anécdotas que dieron que pensar a sus allegados. En cierta ocasión, Sivainvi advirtió a Dick que su hijo moriría pronto debido a una enfermedad no diagnosticada. Aterrado, el escritor llevó al bebé a un hospital. Un chequeo rutinario no mostró nada preocupante... pero Dick no se sintió tranquilo, y ordenó un chequeó en profundidad. Fue una feliz idea. El segundo examen reveló una hernia que habría sido fatal en poco tiempo.

En otra ocasión, nuestro personaje entró en trance, y se puso a barbotar palabras sin sentido que su esposa se apresuró a anotar. Cuando, más adelante, la pareja investigó aquellas palabras, descubrieron consternados que se trataba de un antiguo dialecto griego que Philip jamás había escuchado.

Dick sentía cierta fijación por las percepciones falsas de la realidad (algo que él mismo sufría), y la plasmó en muchas de sus obras. En sus novelas y relatos, a menudo los personajes se enfrentan a situaciones en las que la realidad se quiebra y se torna difusa. Mucho antes de que los hermanos Wachowsky concibieran su célebre Matrix, Philip K. Dick ya había escrito excelente novelas de temática muy similar. Hace mucho leí una novela suya en la que los personajes viajaban en una nave espacial, y se conectaban a un sistema de realidad virtual que les permitia vivir aventuras en un universo informático de apariencia tan sólida y detallada que resultaba imposible distinguirlo del mundo real. ¿Os resulta familiar?

Por desgracia para él, en vida no logró gran reputación. Fue tras su muerte, y sobre todo tras el éxito de la película de Ridley Scott Blade Runner, cuando ganó algo de popularidad. Otros films inspirados en obras de Dick son Desafío Total (aquí tenemos de nuevo la obsesión por los universos simulados) y Minority Report.

Hace muy poco terminé de leer una de las novelas más celebres de Dick, Ubik. Muy pronto, una torpe reseña de este humilde fregonero.



28 de enero de 2007

Chez Geek, Nasío pa Perreá

Los chicos de EDGE ENTERTAINMENT están editando un montón de juegos interesantes. CHEZ GEEK es uno de ellos.

En este divertido juego de cartas no coleccionables, los jugadores emulan a un grupo de amigos vagos que comparten piso. Cada jugador tiene una profesión que le genera cierta cantidad de estrés, y ese estrés debe ser liberado mediante el vagueo (hacer cosas molonas). El primer jugador en alcanzar su meta personal de vagueo gana la partida.

Cada curro, además de generar estrés, nos reporta un sueldo y algo de tiempo libre, además de algunas ventajas o desventajas exclusivas. Con nuestro sueldo y nuestro tiempo libre podremos hacer cosas divertidas que nos hagan ganar puntos de vagueo.

Se juega por turnos, y cada turno se divida en cinco fases. Se empieza robando cartas, para pasar luego a la fase de Tiradas. Aquí se verá cuanto sueldo y tiempo libre tendremos durante este turno, e intentaremos echar de nuestra habitación a cualquier gorrón que nos esté haciendo la puñeta.

En la tercera fase llamaremos a la peña para que venga a hacernos compañía (lo cual nos hará ganar puntos de vagueo) o para que vaya a fastidiar a nuestros compañeros. Y por fin llega la fase de Tiempo Libre. En ella podremos salir a comprarnos cosas chulas o hacer actividades como jugar a rol, echar un polvete o ir a un concierto. Por último, hay una fase de descarte.

Además de estás acciones, podemos jugar algunas cartas en cualquier momento de nuestro turno o del turno de un compañero, para beneficio nuestro o perjuicio ajeno (¡todo vale con tal de arruinarle la diversión a los demás!).

Las reglas son sencillas y en dos rondas todo el mundo aprende a jugar, pero no hay modo de aburrirse, porque cada carta tiene características exclusivas y no cesan de surgir situaciones nuevas en cada partida. Además, el juego es muy vistoso: se monta un gran despliegue de cartas en la mesa, todas muy coloridas y graciosas. Si a eso le añades un montón de counters de colores y algunos dados, la mesa termina por tener un aspecto de lo más simpático.

Un juego fácil, cachondo, rápido y un poco indecente. Ideal para veladas aderezadas con pizza y cerveza.



27 de enero de 2007

¿Dónde está Apocalypto?

Está confirmado. Yo mismo he podido comprobarlo y doy fe de que no podría ser más cierto. En el minuto 91 de Apocalypto, la nueva cinta de Mel Gibon, en una escena en la que se apilan los cadáveres sobre el fango, y durante una preciosa décima de segundo... ¡aparece Wally!

No deja de tener su gracia. Si bien no es más que una estrategia de márketing para que hablemos de Apocalypto, al menos la idea tiene cierta brillantez.

Por cierto, no todo el mundo sabe que esta película está hablada en dialectos mayas. Así que, si has pensado en acudir al cine a verla y eres alérgico a los subtítulos quizá debas replantearte la velada.



Fuente: Spaulding’s Blog

26 de enero de 2007

¿Flatulencias? ¡No, gracias!

Dicen que los Twingos son como los pedos: sólo le gustan al dueño. Los señores de UNDER-TEC no pretenden que nos gusten los coches ridículos, pero sí han pensado en las víctimas de las flatulencias ajenas. Y para ayudarlas, han inventado ¡la ropa interior absorbe pedos! Así es, amigo. Con estos calzoncillos podrás disfrutar de cocidos y fabadas sin temor a atufar tu entorno. El maravilloso filtro que incorporan absorberá cualquier hedor que intente escapar de tu esfínter, evitando a tus congéneres el mal trago habitual. Lo que no quiero pensar es cómo tiene que oler el susodicho filtro tras un uso intensivo.

Pero dejemos que sean los propios diseñadores de este grandioso invento quienes nos expliquen cómo funciona:

"La ropa interior Under-Ease ofrece protección de los gases humanos malolientes. Fabricamos Under-Ease de una tela suave impermeable (nilón revestido de poliuretano). Para que no pase el aire, se ha cosido un elástico en la tela alrededor de la cintura y las piernas.

En la parte posterior de la ropa interior, cerca del fondo, se ha cortado un agujero triangular que permite la salida del flato. Sobre este agujero de salida se ha cosido un bolsillo de tela porosa ordinaria. Gracias a este diseño exclusivo, todos los gases (flato) salen por el bolsillo.

El bolsillo contiene un filtro reemplazable de alto rendimiento, que constituye el elemento central de este diseño. Este filtro multicapa se compone de dos capas externas de lana de borrego. Las siguientes dos capas están hechas de materiales no tejidos de polipropileno y lana de vidrio. La capa central del filtro es de carbón activado.

El filtro está recubierto de material suave y ordinario que facilita su cambio, tanto dentro como fuera del bolsillo. La ropa interior se puede lavar y puede durar hasta un año, dependiendo de la frecuencia de uso y de lavado. Cada filtro tiene una vida útil de entre varias semanas y varios meses, dependiendo de la frecuencia de uso y de lavado."

23 de enero de 2007

Con el mocho en alto

Si has llegado hasta acá es probable que ya me conozcas, de modo que dejaré a un lado las presentaciones y me dedicare a asuntos más divertidos.

¿Que de qué va esto?

Supongo que de muchas cosas que tú y yo tenemos en común, y de algunas que nos diferencian. Eso no te aclara mucho, ¿cierto? ¡Qué demonios! Mi imaginación tiende a la entropía, así que seguro que eso se contagia a este blog. De hecho, esto arranca siendo un torpe experimento que tal vez no pase de las pocas semanas de vida. O tal vez sí lo haga. Dependerá de mis ánimos y tu respuesta, imagino.

Pero mientras dure nuestra caminata por este tóxico paisaje, dejaremos a un lado lo previsible e intentaremos que el viaje sea interesante y sorprendente. Resulta que acabo de encontrar algo olvidado en un armario: mi vieja fregona.

Bienvenido, amigo. Es la hora de la limpieza.