1 de abril de 2007

Tijeretazo: Algo Supuestamente Divertido...

Tengan en cuenta que el 1009 es un camarote de precio medio. La mente se encoge de placer al imaginar cómo debe de ser el baño de esos camarotes que son como áticos de lujo (64).

En cuanto uno entra en el baño del 1009 y enciende la luz del techo, también se enciende un ventilador cuya fuerza y aerodinamismo no le dan cuartel al humo o a los olores corporales más ofensivos (65). Es tanta la succión del ventilador que si uno se pone de pie debajo de su respiradero de lamas, el pelo se eleva verticalmente sobre la cabeza, lo cual, junto con la acción contundente y abundantemente ondulante del secador Siroco, me permite horas enteras de diversión frente al espejo espléndidamente iluminado.

La ducha en sí rinde mucho más de lo esperado. El agua del grifo caliente es abrasadoramente caliente, pero solamente hace falta una manipulación preseleccionada del pomo de la ducha para conseguir una temperatura perfecta de 37 ºC. El agua de mi casa debería tener una presión como la de aquí: la fuerza con la que sale el agua de la ducha te arroja contra la pared opuesta del cubículo, y a 37º C la función MASAJE hace que se te pongan los ojos en blanco y los esfínteres se te abran (66). El teléfono de la ducha y su cable metálico flexible también se pueden quitar, de forma que uno puede agarrar el extremo y dirigirse el chorro castigador, por ejemplo, a un rodilla particularmente sucia o algo así (67).


(64) Mis intereses de ver el lavabo de un camarote de lujo fueron firmemente malinterpretados y rechazados por nadiritas adinerados y habitantes de áticos de lujo: son las desventajas de hacer un Crucero de Lujo como civil y no como periodista identificable.

(65) El baño del camarote 1009 siempre huele a un desinfectante noruego extraño pero no desagradable cuyo aroma se parece a como olería si alguien que supiera la composición orgánica exacta de un limón pero en realidad nunca hubiera olido un limón intentara sintetizar el aroma de limón. Más o menos la misma relación con un limón de verdad que las aspirinas infantiles de Bayer con una naranja de verdad.

El camarote en sí, por otro lado, después de que lo limpien, no huele a nada. A nada. Ni siquiera las alfombras, las camas, el interior de los cajones del escritorio, la madera de las puertas del Wondercloset: a nada. Es uno de los poquísimos lugares totalmente exentos de olores en los que he estado. Esto también empieza a darme miedo.

(66) Tal vez diseñado con esto en mente, el suelo de la ducha tiene una inclinación de diez grados desde todos los lados hasta el desagüe central, que es del tamaño de un plato del almuerzo y tiene una succión audiblemente agresiva.

(67) Este tipo de teléfonos de ducha de gran potencia y que se pueden desprender por lo visto pueden usarse también con propósitos no higiénicos e incluso lascivos. Oí a unos tipos de un pequeño contingente de la Universidad de Texas en sus vacaciones de primavera (el único grupo en edad universitaria que vi a bordo del Nadir) obsequiarse mutuamente con comentarios ingeniosos acerca de la ducha. Un tipo en particular tenía una fijación con la idea de que podría amañar la tecnología de la ducha para administrar una felación si pudiera conseguir un “trinquete métrico”: adivinen ustedes qué será eso.

Tijeretazo del ensayo Algo Supuestamente Divertido que Nunca Volveré a Hacer, de David Foster Wallace


3 comentarios:

Ismael dijo...

¡Santos morcegos,Fatman! Pero qué clase de libro es este.
Si lo encuentro me lo llevo. ¿Será de este año, verdad?

El Vengador Tóxico dijo...

De 1997, publicado en España en 2003. BOLSILIBRO, ISBN: 84-9759-215-8 No te será complicado encontrarlo en una buena librería. Descacharrante.

Ismael dijo...

Apuntado queda. Comprado será si la fuerza me acompaña.