Ya he mencionado alguna vez que los aficionados a los zombis nos tragamos cualquier cosa donde aparezcan nuestros entrañables come-sesos, por mala que sea. Zombifagia, vamos. Y lo cierto es que buena parte del material zombi que existe es tirando a malo. Pero a veces... a veces... A veces una obra maestra del género sale a la luz. Y el amante de la carne no-muerta cae de rodillas y llora de felicidad.
Los Muertos Vivientes es una de esas obras maestras, y pienso comerme el cerebro de cualquiera que me lleve la contraria. Estamos ante un cómic grande, muy grande. Y sangriento (muy sangriento). Una serie regular de la que en España ya se han publicado cuatro volúmenes que recopilan los números 1 a 24 de la edición USA, que ha fascinado a aficionados al cómic y aficionados a los no muertos. Que ha sido (y está siendo) escrita por Robert Kirkman y dibujada por Tony Moore (en el primer tomo) y Charlie Adlard (a partir del segundo volumen). Absorbente, sobrecogedora, que te engancha desde el primer episodio (desde la primera página, la primera viñeta) y ya no te suelta, no afloja la presión. ¡Qué demonios! ¡Cada vez aprieta con más fuerza!
Estamos ante la historia del fin de los días. Los zombis pueblan la tierra, y nadie parece conocer el motivo. ¿Acaso importa? Quizá llegue el día de buscar respuestas, pero ahora es el tiempo de sobrevivir. Los escasos supervivientes del Apocalipsis zombi se alían, se enfrentan, se sacrifican por sus nuevos amigos, se matan unos a otros. El peso del drama es aplastante. ¿Quién es peor? ¿El muerto viviente con el cerebro seco animado por un hambre voraz por la carne viva? ¿El humano (vivo) desesperado, acorralado, que debe luchar por un poco de espacio, de comida, de agua? Este no es un cómic amable, chicos. Es un cómic duro, trágico. Pero también esperanzado, pues entre el horror, entre la bestialidad de los muertos y de los vivos, hay algunas personas buenas. Personas como Rick.
Rick es el protagonista de Los Muertos Vivientes. Es un policía (o al menos lo fue cuando los muertos no caminaban por el mundo). Ha despertado en un hospital tras recibir un balazo, y ahora está solo. ¿Dónde ha ido todo el mundo? Rick deambula por el hospital abandonado hasta encontrar una puerta atrancada. Y cuando la abre, allí están ellos, estúpidos, insensibles, hambrientos.
Y así comienza todo. Rick huirá en busca de su familia (como hizo Clay en Cell). ¿Les encontrará? ¿Quién se cruzará en su camino? Aliados y enemigos. Muertos y muerte. Y una historia que avanza como una bola de nieve rodando montaña abajo, cada vez más grande, cada vez más peligrosa, más imparable, vaticinando el desastre a cada nueva revolución. Y el desastre está ahí, a la vuelta de la próxima página. Pues en este mundo muerto no hay peor castigo que estar vivo y cuerdo, consciente del espanto que se ha cernido sobre la Tierra.
¿He dicho ya que este cómic es grande? Pues permitidme que rectifique: es GRANDE.
2 comentarios:
Que gran verdad. GRANDISIMO!
que ganas tengo ya de qeu salga el sexto volumen...la espera se hace interminable.
Publicar un comentario