23 de mayo de 2008

Un Mundo sin Fin

Un Mundo sin Fin es la secuela no-secuela de Los Pilares de la Tierra. Esto lo sabemos todos, claro. Menuda la brasa que nos han dado en todos los medios con el “librito” de marras.

El caso es que ando a medias con su lectura, que me está resultando (casi) tan amena como la de su antecesor. Pero con todo lo amena que sea, se me hace pesada. Pero pesada de la hostia, oigan. En sentido literal. Y es que, si Pilares lo disfrute en una edición de bolsillo tan gorda que era casi cúbica (pero pese a ello ligera cual la virtud de mi prima la de Requena), este libro lo tengo en tapa dura. No hay más opciones, al menos de momento. Ya se asegurará la editorial, cuando las ventas bajen, de sacar la edición bosillera. Pero, de momento, esto es lo que hay, y debo decir que no recuerdo haber pasado nunca tal incomodidad leyendo. Tanto es así, que he relegado su lectura a los pocos ratos libres que tengo durante el día, dejando para la mesilla de noche libros de menor peso específico. Y es que sostener el tochazo del Follet sobre las costillas o sobre la tripita durante más de diez minutos es una garantía de angustia que no ayuda nada a relajarse tras la dura jornada. Así que ahí queda mi crítica, que tiene muy poco de literaria:

El libro gordo te enseña. El libro gordo entretiene. Y yo te digo contento… ¡que el libro gordo me aplasta, coño!

1 de mayo de 2008

Memoir '44

Aunque muchos aficionados a los wargames negarán esta afirmación, yo considero Memoir ’44 un wargame. Eso sí: reducido a la mínima expresión. ¿Por qué es un wargame? Porque emula un conflicto bélico, porque sus escenarios están basados en batallas históricas documentadas (y acontecidas en la 2ª Guerra Mundial) y porque cada bando tiene diferentes tipos de unidades de combate, cada una de las cuales tiene sus características propias de desplazamiento y de ataque. ¡Ah, y porque el tablero es de hexágonos!

Sin embargo, en contra de los wargames sesudos, Memoir ’44 es lo bastante sencillo para atraer a un público mayoritario y lo bastante divertido para hacer que muchos disfruten si dejan los prejuicios aparcados. Se sacrifica el realismo y la simulación, y ganamos jugabilidad. Escenarios fáciles de montar, partidas rápidas y emocionantes, componentes vistosos. Todo esto hace de este juego un candidato a alegrar vuestras veladas. Por cierto, aunque el juego incluye reglas para jugar hasta 6 personas, no me parece aconsejable que jueguen más (¡ni menos!) de dos. Es lo que tienen los wargames, chicos.

Veamos las fotos. Como siempre, clic en la imagen para agrandar.


Aquí podéis apreciar la caja. Observad el diseño interior. ¡Muy práctico para alojar los componentes sin que se desparrame todo!





El libro de reglas, a todo color. Tras las reglas hay 16 escenarios listos para jugar.




El tablero, pintado por las dos caras. Campo y playa.



Infantería, blindados y artillería. En verde los Aliados, en gris el Eje. Un defecto apreciable: el parecido del color. Con luz tenue es complicado distinguirlos.







Alambre de espino y sacos de arena.


Esto sirve para que los jugadores coloquen sus cartas de mando, con las que dan órdenes a sus tropas.


Las cartas de Sumario. Son cartas de ayuda que se dejan a mano para recordar a los jugadores las características de las tropas, de los obstáculos y del terreno.


Y las cartas de Mando. Cada jugador juega una en su turno provocando con ello movimientos de tropas, ataques y otros sucesos desagradables para el enemigo.


Hexágonos de terreno. Se colocan sobre el tablero al inicio del juego para configurar el escenario. Bosques, pueblos, ríos, colinas…


Los dados de combate. Las figuras no están en bajorrelieve. Me pregunto si con el uso se borrarán.


Medallas de Victoria (se obtienen al conquistar objetivos) e Insignias de las Fuerzas Especiales (que señalan las unidades más molonas).



Fichas de puente y bunker.


Y para terminar, un escenario montado. Este escenario recrea una batalla del 6 de junio del 44. Las tropas Aliadas están desembarcando en Sword Beach. Los Aliados pretendían recuperar Caen, pero los alemanes lo impidieron.








27 de abril de 2008

La familia crece

Voy a presentaros a unos pequeños amigos que buscan un nuevo hogar. Todos los detalles aquí.

23 de abril de 2008

Apocalipsis Z, de Manel Loureiro

Ningún aficionado a la carne podrida andante debería perderse esta tremenda novela. Apocalipsis Z es una lectura fascinante con todos los tópicos de una buena historia de muertos vivientes usados con inteligencia y talento.

Como ya sabréis muchos, esta novela nació como un blog en el que su autor narraba, a modo de diario, su versión del Apocalipsis en una Europa plagada de No Muertos. Lo que empezó como un experimento provocó un terremoto en la blogosfera y, tras un tiempo en marcha, la página ya estaba recibiendo miles de visitas de aficionados atrapados por esta historia. El siguiente paso era obvio y de agradecer: la conversión a novela de papel. Así pues, Apocalipsis Z es la versión en papel impreso de este blog, convenientemente revisada. Un disfrute.

Adelanto que aquí no hay sorpresas. Si habéis visto La Noche de los Muertos Vivientes, 28 Días Después (y su secuela) y Soy Leyenda, mezcladlo todo y ya tenéis la fórmula de AZ. Esta es una historia de supervivencia, como debe ser. Del hombre aislado ante los muertos vivientes y del hombre aislado ante los demás supervivientes. Del ciudadano común que, acorralado, se revuelve como una pantera y como en una montaña rusa pasa de presa a cazador, de cazador a presa, y otra vez arriba y abajo. Una historia sobre amistad y nostalgia, sobre el cariño a tu mascota y sobre el instinto más poderoso que mueve al hombre: la supervivencia. Y todo regado con toneladas de vísceras y cerebros. Esta novela chorrea sangre entre sus páginas, advertidos estáis.

El ritmo es sensacional y te engancha sin miramientos. Donde Cell (de Stephen King) arrancaba con la fuerza de una bomba nuclear para luego perder ímpetu página a página, Apocalipsis Z funciona justo al revés. Escrita a modo de diario, el principio es una insinuación, pequeñas rupturas del mundo normal, cada vez más frecuentes, más preocupantes. El horror llega paso a paso, imparable: ¡como un zombi, coño!

Absolutamente recomendable para cualquier aficionado. Aunque ver mi amada Coruña infestada de zombis me pone los pelos de punta. Sobresaliente para Manel Loureiro quien, por cierto, ni una sola vez en las 300 páginas de su novela usa la palabra zombi.


12 de abril de 2008

Pablo, grábalo todo OTRA VEZ, ¡por tu puta madre!

No le veo la gracia a filmar un remake de una película calcando los planos. Es como aquella idiotez de Gus Van Sant con Psycho. Y parece que el fenómeno se repite con [REC·]. Si esta chorrada llega a las carteleras españolas, aquí hay un espectador que no piensa gastarse sus euros en semejante tontería.

Con ustedes, el trailer de Quarantine.


A la Vuelta de la Esquina: