Entrevista tras entrevista, los supervivientes de un Apocalipsis Zombie nos cuentan su experiencia.
Max Brooks pregunta con frases escuetas y directas, y sus interlocutores se desahogan y nos hablan de los primeros brotes en el interior de China, de la imparable propagación de la epidemia, de las huidas y los enfrentamientos. De un mundo que se derrumba y es conquistado por la raza superviviente definitiva: el muerto viviente. Ñam ñam.
He aquí un libro básico en una biblioteca podrida. De carácter realista, se nos presenta como un documento legítimo relatado por personas reales. El truco sigue funcionando, al igual que ocurre en el imprescindible Apocalipsis Z de Loureiro o en la tremenda [REC·] de Plaza y Balagueró: si me lo creo, me cago de miedo.
Max Brooks tiene, además, el acierto de enfocar y narrar desde varios frentes. Sus personajes tienen muchas historias que contarnos. Del drama pasamos al horror, del horror a la acción más descabellada, de aquí a la supervivencia extrema, al honor y al deshonor.
Echo en falta variedad de estilo. De estiloS, mejor dicho. Coged una página al azar de las más de 450 del volumen, leed un párrafo, y os parecerá que os habla la misma persona que en cualquier otro párrafo igual de aleatorio. Me acuerdo del excelente trabajo de Simmons en Hyperion, historias dentro de historias, un libro maravilloso y trascendental, obra fundamental de la moderna ciencia ficción, en la que cada historia parecía escrita por una persona distinta. Brooks no es tan bueno, y ese es su lastre en este trabajo. Me hubiese gustado algo más de carácter en sus personajes entrevistados, pero no ha sabido pintarlos con colores diversos, y el resultado es monocromático.
Con todo, en Guerra Mundial Z tenemos una novela original, de cierta calidad y fácil digestión pese a la sanguinolenta podredumbre que inunda su papel. Amantes de los muertos vivientes: leedlo. El resto: bueno, nunca es tarde para empezar, y esta es una buena forma. Los más perezosos, esperad a la peli.
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