
Por boca de B.A. (master sufrido con la paciencia de una lechuza) y sus jugadores habituales, Bob (artero malincuente), Dave (máximo munchkin), Sara (voz de la razón, como buena fémina rolera) y Brian (estudioso de sistemas y buscador de vacíos legales en los mismos que favorezcan al jugador), Blackburn nos ilustra sobre la cruda realidad que pocos roleros reconocerán en público, a saber: Que el rol es entropía; que los masters son criaturas dignas de las mayores alabanzas por su santa paciencia; y que los jugadores son arteros, ladinos y taimados y siempre (¡siempre!) encuentran la forma de arruinar los preparativos del máster.
Todas estas verdades y más se nos revelan desde unas viñetas horrendas y minimalistas. Pero todo lo que Blackburn tiene de atrofiado a la hora de dibujar lo tiene de ingenioso y cachondo a la hora de escribir los guiones. Guiones que no son otra cosa que el retrato dolorosa y descojonantemente realista de lo que viene siendo una partida de rol de las de toda la vida. Con sus presuntos héroes que no son más que un atajo de carniceros y sus personajes no jugadores destinados, por más que el master pretenda otra cosa, a ser aniquilados por los jugadores. Los aficionados a Vampiros, Magos, Wraiths y demás zarandajas góticas tal vez os sintáis menos identificados con estos cinco individuos. Pero si habéis cruzado vuestras espadas en gestas épicas y tenéis desgastados por el sobe vuestros ejemplares de Runequest y Rolemaster vais a disfrutar más que un hobbit delante de un potaje de garbanzos con las barrabasadas de nuestros muchachos. Es descacharrante ver como el pobre B.A. intenta, partida tras partida, aportar cierta cordura a una situación que, se quiera o no, es ingobernable: una mesa de comedor rodeada de frikis.
Colgué mis libros de rol hace tiempo. Suelo soltar esa pollez esnob de que el rol es caos y los juegos de mesa orden, aunque creo que no deja de haber cierta verdad en eso. Con todo, pese a la distancia que me separa de mis tiempos de rolero, sigo encontrando muy divertido este tebeo, y lo recomiendo a roleros y exroleros. Los que no sepáis de qué va todo esto del rol probablemente os quedaréis perplejos ante los chistes de Blackburn. Fuera de contexto no tienen mucho sentido, la verdad.
Ale, ahí van unas viñeticas.