Pocas alegrías está regalándome esta semana. Primero, la enfermedad termina con Richard Wright, teclista de mis amados Pink Floyd. Ahora, David Foster Wallace sucumbe a la melancolía y se ahorca en su casa. Acudo a mis estanterías en busca de La Niña del Pelo Raro. Su inminente lectura será mi pequeño homenaje a este genio de la prosa ácida. A los que no conozcáis su obra, permitidme que os ofrezca un pequeño fragmento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario