Scorpions abrieron las puertas de Alemania para que las bandas de metal de su país saliesen al resto del mundo armadas con un vigor aplastante que ha dejado una huella imborrable en las historia de este género musical. Tras ellos llegaron bandas de metal clásico del renombre de Accept, Helloween o Warlock.Y después vinieron los thrashers.
De entre todos los grupos de thrash alemán, Kreator (con el permiso de Destruction y Sodom) son quizá los más populares. En aquellos años, los metal-heads encontramos en estos cuatro jóvenes (de hecho, sólo tres durante la grabación de este disco) la alternativa europea a Slayer. Recuerdo con nostalgia aquellas fundas interiores de las carpetas de los vinilos de Noise Records, con un montón de carátulas de discos de la compañía. Allí se anunciaba, entre otros muchos álbumes de bandas míticas (Celtic Frost, Deathrow, Rage…) el aplastante Pleasure to Kill de Kreator. Una pequeña frase al pie rezaba “Better than Metallica’s Master of Puppets”. Bueno, no estoy muy seguro de que ambos discos sean comparables, pues hablamos de estilos muy diferentes, pero el disco de Kreator tenía algo único. Ya en su introducción, con ese pasaje acústico de notas cristalinas, se intuye que algo grande se aproxima. Al instante se abre paso, como una apisonadora, Ripping Corpse, y a partir de ahí no hay freno durante los escasos cuarenta minutos del álbum (algo más en su versión CD, que incluye algunos temas extra). Una avalancha sónica aplastante, un muro de sonido sucio y oscuro, y una mala ostia que deja sin aliento. Incluso cuando Kreator reducen velocidad (Carrion, en sus pasajes centrales, es un buen ejemplo) la furia está presente. Un amigo mío, en aquella época, me decía que cuando escuchaba los momentos “lentos” de este disco, se imaginaba un ejército de cosechadoras gigantes avanzando en paralelo, destrozando todo y a todos a su paso con sus cuchillas giratorias. Una imagen inquietante que se veía fortalecida por la desgarradora voz de Mille Petrozza en la mayoría de los temas, y por unos solos de guitarra tan veloces como cacofónicos.
Pleasure to Kill no es un disco virtuoso. Pocos discos thrash de aquella época lo fueron, ni maldita la falta que hacía. Pero tenía la fuerza y la calidad necesarias para volar las cabezas de los aficionados. No era Reing in Blood (ningún disco es Reing in Blood, excepto Reing in Blood), pero tampoco importaba. Pleasure to Kill, con su confusa producción y sus furiosos temas, encajó perfectamente en el panorama thrash del momento. Con sólo dos plásticos en la calle, Kreator ya estaban entre los grandes, codeándose con las bandas más extremas y populares de la época. Este disco es un excelente ejemplo del mejor thrash que se grabó en los 80’s, y si lo unimos a los dos álbumes posteriores de Kreator (Terrible Certainty y Extreme Aggression) formaremos una trilogía fundamental para conocer a la banda y comprender en buena medida un estilo musical que conmocionó el panorama metálico en la década más creativa y fascinante que ha conocido este género. Con el tiempo, Kreator harían incursiones en estilos musicales algo ajenos a sus raíces, como el metal industrial o incluso el metal gótico. Pero la cabra siempre tira pal monte, y en sus últimos plásticos Kreator han vuelto a su viejo y furioso thrash. Sin embargo, al igual que ha ocurrido con muchas otras bandas de la época, son los viejos discos los que han quedado grabados a fuego en la memoria de los fans. Pleasure to Kill es un disco imprescindible en cualquier discografía thrash que se precie. Añadamos los discos que nos recomienda nuestro colega Enetemec en este excelente artículo, y podremos empezar a sentirnos orgullosos de nuestra colección de thrash metal.
Under The Guillotine, el tema que cierra Pleasure to Kill
A la Vuelta de la Esquina
- En la Jaula de los Leones
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