
20 de noviembre de 2008
16 de noviembre de 2008
Reseñas Fotográficas, Hoy Presentamos: El Grande
Aprovechando que anoche bajé de mis estantes El Grande le he hecho unas fotos. Un excelente juego de Wolfgang Kramer y Richard Ulrich que debe estar en toda ludoteca. En él, los jugadores representan a nobles en la España del Siglo XV que compiten por lograr influencia y poder a lo largo de la península. Estrategia y azar se combinan durante hora y media para disfrute de jugones habituales y ocasionales. Recordad: clic para ampliar.
La caja y sus tesoros.




El tablero es de un excelente material y un tamaño ideal. Grande sin ser aparatoso. Observad los detalles.





Este cachumbo es el rey. O, como le llamamos en mi grupo: el falo (coloquialmente, el falete).


Los sempiternos cubos (representando caballeros) que moveremos sin alma a lo largo y ancho de esta España nuestra.



El castillo, inquietante presencia. Sauron estaría encantado con este chaletito en Mallorca.

Los discos de regiones, uno para cada jugador. Se usan para que los jugadores decidan acciones en secreto.


Marcadores de puntuación. Con ellos podemos cambiar los valores de puntuación de las regiones. Es maravilloso devaluar esa provincia que con orgullo ha conquistado tu oponente.


Cartas de poder, para decidir el orden de juego en cada ronda y reclutar caballeretes de las provincias (¡menos fornicar con plebeyas y más conquistar reinos!)


Cartas de provincia, para elegir al azar las ubicaciones iniciales de la partida.


Las cartas de acción. Con ellas, los jugadores realizan sus… acciones. En un inglés sencillito y con dibujos muy intuitivos. El idioma no es un problema en este juego.


Y para terminar, el aspecto general de una partida. Muy vistoso, ¿verdad?



18 de octubre de 2008
6 de octubre de 2008
Toxicita 05
La fe es una respuesta instintiva a aspectos de la existencia que no podemos explicar de otro modo, bien sea el vacío moral que percibimos en el universo, la certeza de la muerte, el misterio del origen de las cosas o el sentido de nuestra propia vida, o la ausencia de él. Son aspectos elementales y de extraordinaria sencillez, pero nuestras propias limitaciones nos impiden responder de un modo inequívoco a esas preguntas y por ese motivo generamos, como defensa, una respuesta emocional. Es pura y simple biología.
4 de octubre de 2008
Agrícola: ¡orden en la granja!



